Diegoformas

Diego no se podía creer lo que les habían contado aquella mañana un grupo de ancianas. Ahora estaba tumbado en su cama, sin conseguir dormirse, deseando que la historia pudiera ser verdad. Porque, cómo podía ser cierto que al cumplir los once años fuera a pasarles algo tan sorprendente? Y luego, a los doce... ¡ya no se acordarían de nada! Todos los adultos lo habían olvidado, pero allí estaban las ancianas para avisar a los niños antes de que llegara su cumpleaños. Un año para disfrutar, para transformarse, para ser lo que muchas veces habían soñado. Y aquel año empezaba, precisamente, aquel día. Porque Diego estaba en la cama, sin poder dormirse, la noche en la que cumplía once años...