El infortunado infante

El infante don Luis de Borbón yace en su lecho de muerte en el Palacio de Arenas de San Pedro. Hasta allí ha acudido su antiguo pintor de cámara, Luis Paret y Alcázar. En esos postreros momentos, el infante le encarga una importante misión. Luis Paret deberá acudir a una cámara secreta situada en el Palacio de don Luis en Boadilla del Monte, donde se encontrará con el retrato de una misteriosa dama que el pintor realizó en su juventud en Nápoles, y al que el infante le encarga ocultar su rostro bajo una máscara. Don Luis de Borbón también le solicita que escriba la historia de las conjuras y conspiraciones en las que ambos se vieron envueltos. Y de esa tarea surgirá un relato que mostrará las distintas máscaras de los personajes de la Corte con los que se vieron obligados a entrelazar sus vidas, teniendo como telón de fondo histórico el motín de Esquilache. Asimismo, de aquellas líneas también emergerá la personalidad del infante: un hombre débil, sensual y amante de los placeres y del arte, que pudo haber sido rey de España en dos ocasiones, pero que renunció voluntariamente a asumir cualquier compromiso de gobierno para llevar una vida complaciente y hedonista..

El infortunado infante es un extraordinario fresco histórico rigurosamente documentado del siglo XVIII español que recrea la vida en los Reales Sitios, la Roma Pontificia y Nápoles, así como las turbulencias del motín contra Esquilache, suceso que puso en jaque a la monarquía borbónica, cuestionando algunos de los retratos más convencionales del siglo de las Luces en España y la del propio rey Carlos III.