Espuma rota

He repetido muchas veces que las antologas no son una suma de poemas procedentes de libros diversos, sino un corpus potico con autonoma propia. Un poeta no escribe sino un solo libro, en el que alternan los distintos tonos de su voz,donde se puede ir siguiendo la ruta de su modo de observar la realidad e interactuar con ella, y de verse a s mismo, aceptando o rechazando lo que reproduce el espejo, sabiendo, como nos recuerda Mara, que todos somos, adems, el espejo de otro. En este Libro Mara Palitachi, confirma lo que acabo de expresar. En l la poeta nos invita a un viaje a travsde los ojos y la sensibilidad de una mujer a la que le duele el mundo y se pregunta porque vivimos en el guin, porquestamos divididos entre realidades diversas, porque el pasado se va diluyendo y a veces solo reside en el sabor de una fruta,de una cerveza, de una lgrima, de la leche materna, o una meloda a la cual terminamos confundindole los versos. AElla le duele Harlem, palestina, Nicaragua, y las calles de su ciudad, pero tambin el barrio de los abuelos, la casa que talvez no habit pero por la que se mueve su sombra. Se busca dentro, busca en los dems y descubre que "hay veces queme hago falta" Aqu est la mujer, las mujeres, habla de ellas desde ella misma. Las viste y las desviste para decirnos quehay algo ms, mucho ms, detrs de la piel o del asombro ertico. Cuando habla del mundo que late un una ciudadcomo New York, nos recuerda que "hay lgrimas que huelen a utopa" y que al pasado no se regresa y el porvenir sigue siendo un puerto a merced del viento y las olas.En este libro hay un viaje en el tiempo donde se confunden los espacios, donde todo es ajeno e ntimo y nada existe sinoest marcado por nuestra respiracin, percibido por nuestros sentidos. La poeta nos revela todo este entramado de visiones y nos invita a reflexionar con ella sobre lo ms universal y lo ms ntimo a travs de una construccin potica dondelo que importa es la voz y, por esta razn, encontramos un discurso cercano a lo coloquial, una versificacin sin ataduras, suelta, sin rehusar determinadas construcciones que pueden parecer propias de la reflexin filosfica o poltica pero que terminan ancladas a la poesa. Dialogamos con versos de largo aliento o con estrofas de apretada sntesis, como los haiku, y nos sorprende descubrir, como la almendra, la sustancia, esa sombra de la memoria que es la poesa, se resume en los largos textos como el que cierra el libro y se expande hasta el infinito en la combinacin de tres versos del haiku. Este es un libro que no dejar indiferente, al lector ms exigente y que pondr a reflexionar a los menos avisados, aquellos para quienes la poesa pueda parecer extraa, o intil.WALDO LEYVA