Los ojos del cuervo

El cuento es quizás el género más genuinamente popular: nació para entretener. Y en esta colección de ellos el género presenta su verdadera prosapia, pues Maricela Martínez parece narrar desde el fondo de un patio de su patria en una noche lunar arrullada por la brisa marina. Tal es su sencillez. Estos relatos son una crónica de la vida y esperanzas del ser humano común y corriente, de los que no tienen un portavoz oficial que cuente su nimia historia. Así vemos en Todo por un sueño, jóvenes descarriados y envueltos en la vorágine de la ambición y el tráfico de drogas, que fracasan estrepitosamente, pues la voz narradora quiere advertirnos sobre las consecuencias de tomar los caminos de la perdición. Pero también hay una nota irónica sobre lo absurdo de algunas conductas humanas, dictadas por los prejuicios religiosos, como ocurre en "El loco de la jabilla". Los relatos van de estos cuadros realistas a la exploración de la fantasía en el diseño de una isla encantada, donde quedan abolidas todas las leyes del mundo cotidiano. Lo mismo sucede en "El regreso del Mesías" donde una niña se mueve en una atmósfera, onírica, surrealista, en busca del padre perdido. O en Los Ojos de cuervo, un homenaje a Edgar Allan Poe donde la autora hace gala de gran imaginación. Con este libro, su autora avanza en el dominio de una prosa limpia, natural como una bocanada de aire fresco.