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Somos un perfecto equilibrio entre lo terrenal y lo celestial. Un orden celeste y csmico esencial.
Somos la Tierra en la cual echamos nuestras races y sembramos nuestro karma para cosechar la luz y conquistar el Amor para el Cielo.
Somos el Cielo, nuestro clido hogar, que nos sostiene con hilos invisibles que mantienen a nuestro espritu pendiendo y nunca lo suelta. Ese finsimo entramado espiritual es lo que realmente somos. Y esa suspensin celeste es lo que nos ampara en el trnsito humano, incluso hasta la misma muerte transfiere a cada orden su parte: a la Tierra los despojos y la materia orgnica, al Cielo el alma y la materia celestial. Tierra y Cielo renen lo ms sagrado de lo que somos, fuimos y seremos.
Y por sobre todo est la luz. El camino divino, la constante hazaa heroica de trabajar para la energa del universo; la renovadora y potente energa del Amor.
Ser guerrero y ser mortal dejan de ser dramticos conceptos asociados con el dolor. Ser guerrero equivale para el Cielo a ser grandes mquinas esenciales buscadoras, conquistadoras y generadoras de luz a travs del Amor. Y ser mortal simplemente representa el fin de una campaa.
Todos terminamos algn da una etapa de conquista y nos reunimos en nuestra casa. Aunque la hayamos dejado de ver por perodos csmicos siempre entramos por la puerta de nuestro espritu y aunque no la frecuentemos en nuestra estancia terrenal, siempre podemos alcanzar la puerta a travs de la Meditacin.
La esencia no se mueve "siempre somos". Viajamos, vamos y regresamos. La tierra es nuestra madre, maestra aliada en las partidas y bienvenidas. Todos acordamos cmo llegar y espiritualmente nos saludamos con un "hasta pronto", porque tambin programamos la partida.
La Meditacin profunda de Afra nos permite ingresar por esa puerta de la esencia y nos conecta de manera fundamental con la fuente: "Dios". Uniendo as la mente, el corazn y el espritu. Reconociendo que la nica energa creadora y renovadora de trasmutacin y divinidad, es el Amor y todos somos una partcula de ese universal Dios.
En el da se conserva el calor en la Tierra abrazada por el Sol; mgica dialctica de vida, dorado beso diurno.
Con la llegada de la noche nuestro hogar se ve en el Cielo; ntida cartografa del alma, techo de la esencia. Morada de lo que somos. Luna de la senda.
Bienvenidos al mundo de Afra.
Somos la Tierra en la cual echamos nuestras races y sembramos nuestro karma para cosechar la luz y conquistar el Amor para el Cielo.
Somos el Cielo, nuestro clido hogar, que nos sostiene con hilos invisibles que mantienen a nuestro espritu pendiendo y nunca lo suelta. Ese finsimo entramado espiritual es lo que realmente somos. Y esa suspensin celeste es lo que nos ampara en el trnsito humano, incluso hasta la misma muerte transfiere a cada orden su parte: a la Tierra los despojos y la materia orgnica, al Cielo el alma y la materia celestial. Tierra y Cielo renen lo ms sagrado de lo que somos, fuimos y seremos.
Y por sobre todo est la luz. El camino divino, la constante hazaa heroica de trabajar para la energa del universo; la renovadora y potente energa del Amor.
Ser guerrero y ser mortal dejan de ser dramticos conceptos asociados con el dolor. Ser guerrero equivale para el Cielo a ser grandes mquinas esenciales buscadoras, conquistadoras y generadoras de luz a travs del Amor. Y ser mortal simplemente representa el fin de una campaa.
Todos terminamos algn da una etapa de conquista y nos reunimos en nuestra casa. Aunque la hayamos dejado de ver por perodos csmicos siempre entramos por la puerta de nuestro espritu y aunque no la frecuentemos en nuestra estancia terrenal, siempre podemos alcanzar la puerta a travs de la Meditacin.
La esencia no se mueve "siempre somos". Viajamos, vamos y regresamos. La tierra es nuestra madre, maestra aliada en las partidas y bienvenidas. Todos acordamos cmo llegar y espiritualmente nos saludamos con un "hasta pronto", porque tambin programamos la partida.
La Meditacin profunda de Afra nos permite ingresar por esa puerta de la esencia y nos conecta de manera fundamental con la fuente: "Dios". Uniendo as la mente, el corazn y el espritu. Reconociendo que la nica energa creadora y renovadora de trasmutacin y divinidad, es el Amor y todos somos una partcula de ese universal Dios.
En el da se conserva el calor en la Tierra abrazada por el Sol; mgica dialctica de vida, dorado beso diurno.
Con la llegada de la noche nuestro hogar se ve en el Cielo; ntida cartografa del alma, techo de la esencia. Morada de lo que somos. Luna de la senda.
Bienvenidos al mundo de Afra.
- Format: Pocket/Paperback
- ISBN: 9781463384623
- Språk: Spanska
- Antal sidor: 176
- Utgivningsdatum: 2014-05-20
- Förlag: Palibrio