Psicoterapia junguiana y posjunguiana

Ricardo Carretero Gramage (Menorca, 1957), médico psiquiatra, psicoanalista junguiano formado en Italia y analista didacta miembro de la IAAP, aborda en PSICOTERAPIA JUNGUIANA Y POSJUNGUIANA. PERSPECTIVAS DE LA PSICOTERAPIA DIALÓGICA, el estudio crítico de un tema fundamental en psicoterapia: la importancia de la personalidad del terapeuta.A partir de la premisa, deudora punto por punto de Jung, de que el paciente tendrá mayores probabilidades de ver restaurada su salud mientras más fluido y profundo sea el diálogo con la entera psique del terapeuta, Carretero reintroduce esta temática sin embargo poco estudiada, que sitúa al psicoterapeuta como objeto de una mirada por lo general centrada solo en el paciente.En cada encuentro con un "otro", poseedor de iguales derechos y de similar constitución psíquica, tanto la experiencia del terapeuta como sus conocimientos formales (proporcionados estos últimos por la escuela de psicología a la que perteneciera), y también su entera personalidad y disposición dialógica, afrontarán una suerte de recurrente careo que, en virtud de la inextinguible presencia por ambas partes de lo inconsciente, asimismo le exigirá mantener una vigilia atenta sobre su propio diálogo intrapsíquico siempre mutable.Diálogo interpsíquico, diálogo intrapsíquico, y diálogo también entre psicoterapia y psicología. Triple diálogo circular que PSICOTERAPIA JUNGUIANA Y POSJUNGUIANA. PERSPECTIVAS DE LA PSICOTERAPIA DIALÓGICA, fecunda por igual y lanza al centro del escenario del junguismo actual con la esperanza de fomentar el surgimiento de nuevos espacios de encuentro que lo enriquezcan.Ricardo Carretero Gramage se formó como analista en Italia en el entorno de Mario Trevi, eminente representante del junguismo europeo que abogó, al igual que James Hillman aunque desde ángulos presuntamente opuestos, por el retorno desde las concepciones dogmáticas hacia las fuentes metafóricas de las que originalmente surgió la terminología junguiana.Mientras que Hillman, grosso modo, sostiene que el discurso del paciente (y también del terapeuta) se despliega, tras el velo de las lecturas literales, en arreglo a determinados patrones arquetípicos que le sirven de marco y cauce; Trevi, por el contrario, sostiene que el único marco y cauce plausibles de la relación psicoterapéutica es el diálogo mismo, que si es leal encontrará en "el otro" (y ya no en el arquetipo) el límite y la reconfiguración de esos dos discursos en interacción y mutua influencia que lo constituyen.Aunque de firme raigambre treviana, Carretero, no obstante, en este libro y también en su praxis extrae de continuo a lo dialógico, a lo que fuera conformado mediante la palabra escrita y el diálogo, respectivamente, de su aparente concreción y, siempre lanzándolo hacia adelante, lo pone en relación con la virtualidad de lo aún no dialógico y sin embargo presentido.Para ello ancla a lo dialógico en ese único lugar donde, cual punto de Arquímedes, lo aún no dialógico (en cualquier caso, lo que está a punto de ser comprendido) ya había encontrado previamente, siglos a veces, asidero, estabilidad y opciones para desplegarse en el presente como contenido de conciencia: los grandes expedientes culturales de la humanidad; auténticas metáforas que nuestros congéneres literatos y poetas (y pintores, cineastas, etc.) usaron adrede como vía indirecta de aproximación a lo inconsciente, y con las que lograron la proeza de hablar con objetividad de la inconmensurable psique. Capacidad metafórica que el propio Jung, en su momento, empleó para acuñar esa terminología privativa de su psicología y de su psicoterapia.Sobre ese puente, precisamente dialógico y por lo demás junguiano, que comunica varias orillas (varios planos), Carretero consigue pues vincular con singular destreza ambas vertientes del posjunguismo, que parecían distantes y encontradas, y las hace circular en fértil combinación.